La burbuja de una invasión terrestre de Gaza por parte de las tropas israelíes para derrotar a Hamás justo después del ataque del 7 de octubre ha acabado pinchada, pero los ataques aéreos sobre la Franja se endurecen coincidiendo con la presencia en el país del presidente de Francia, Emmanuel Macron. “Hamás son los nuevos nazis, también amenazan a Europa”, ha afirmado el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ante Macron este martes, a quien ha recibido en Jerusalén. El mandatario francés asegura que los dos países se enfrentan al mismo enemigo terrorista, en referencia a Hamás en Palestina, el Estado Islámico (ISIS, según sus siglas en inglés) en Siria e Irak o Hezbolá apoyado desde Irán en Líbano. Francia propone que la misma coalición internacional que ya combate al Estado Islámico trate ahora de poner fin a Hamás.
Han pasado 17 días desde el ataque de Hamás que dejó unos 1.400 israelíes muertos y los tanques y soldados del Ejército israelí siguen apostados en el perímetro de la Franja sin llevar a cabo el gran ataque tan aireado por las más altas instancias del país. Eso no significa que la aviación y la artillería no sigan pisando el acelerador sobre el enclave palestino, donde han golpeado unos 400 objetivos de Hamás en las últimas 24 horas, dando muerte a decenas de milicianos, según datos del ejército. En esos ataques han muerto al menos 436 personas (182 de ellas son menores), según fuentes del Ministerio de Sanidad de Gaza. En total, más de 5.300 desde el 7 de octubre, de los que en torno a 2.000 son menores de edad. La tensión imperante aleja la posibilidad de un alto el fuego que permita hacer frente a la crisis humanitaria que sacude a la población gazatí, más de 2,3 millones de habitantes.
En medio de la guerra, Israel multiplica su agenda diplomática. Macron ha incidido durante su visita en que la prioridad sea liberar a los secuestrados en Gaza. Son 222, según Israel, aunque cuatro mujeres han sido liberadas, las dos últimas en la noche del lunes. El mandatario galo ha llegado a Israel con un mensaje de solidaridad hacia este país, con el que se mantendrá “hombro con hombro”. También viaja con la intención de frenar una posible escalada bélica regional y con el deseo de facilitar un nuevo consenso internacional en torno al conflicto, según han transmitido fuentes del Elíseo.
Macron confirmó que son nueve los rehenes de nacionalidad francesa capturados o desaparecidos en el ataque de Hamás. Otros 30 fueron asesinados. El presidente se reunió con algunos de los familiares de las víctimas en el aeropuerto de Tel Aviv. “No van a estar solos en esta guerra contra terrorismo”, dijo Macron tras ser recibido por el presidente Isaac Herzog, apoyando a Israel en la actual coyuntura bélica, pero añadió que esa lucha se tiene que llevar a cabo “sin agrandar este conflicto”.
El presidente francés cree que la lucha contra Hamás debe pasar a ser también objetivo de la coalición que ya combate contra el Estado Islámico en Siria e Irak. Francia e Israel comparten enemigo, dijo tras reunirse con Netanyahu. El ataque de Hamás hace que Francia tenga que afrontar ahora un número de rehenes en este conflicto mayor que los que tenía en el resto del mundo. La cifra de sus nacionales muertos el 7 de octubre es la más alta en una acción de este tipo desde el atentado de Niza de 2016, donde un camión mató a 84 personas.
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Tras esa matanza, Israel insiste en que Hamás opera bajo la misma ideología y forma de actuar que el Estado Islámico. El ejército asegura que los atacantes de la milicia fundamentalista palestina portaban varias banderas de ese grupo terrorista que fueron encontradas en los lugares atacados en territorio israelí.
La presencia de más de 200 secuestrados en manos de los yihadistas puede ser determinante a la hora de decidir qué tipo de ocupación terrestre llevará el ejército a cabo. Militares y políticos insisten en que el objetivo es liberar a todos sanos y salvos. Hasta el momento, las negociaciones diplomáticas con la milicia fundamentalista ha permitido liberar a cuatro, todo mujeres, las dos últimas dos ancianas en la noche del lunes. Son gestos, como dejó entrever el portavoz militar Daniel Hagari, que tratan de mostrar una humanidad que los captores no tienen.
“He pasado por un infierno”, ha explicado Yocheved Lifschitz, de 85 años, una de las dos secuestradas liberadas la noche del lunes. La mujer no ha ahorrado críticas a su país por el fallo de seguridad que permitió a Hamás actuar pese a la valla que separa Israel de Gaza y que costó 2.500 millones de dólares “pero no ayudó en nada”.
En la agenda de Macron figura también un desplazamiento a Ramala para entrevistarse con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Como telón de fondo, su pérdida de popularidad en el mundo árabe tras la prohibición que el Gobierno que él encabeza impuso sobre las manifestaciones, protestas y muestras de solidaridad en la calle con el pueblo palestino antes de que los tribunales franceses advirtieran de que se trataba de una medida ilegal.
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