Un nuevo umbral en el uso social del conocimiento

A principios de 1990 varios autores anunciaron el cambio en el modo de producción y transmisión de conocimientos (Alvim Toffler, Michael Giddens, Nicholas Negroponte). Comenzaba la informatización de la sociedad. Eso en principio significaba que las computadoras involucradas en las fábricas, tiendas, escuelas, farmacias, agencias gubernamentales. La computadora personal y el acceso universal compatible con Windows facilitan este proceso.

Ahora, con el ChatGTP y la Inteligencia Artificial alcance de todos los públicos se apodera de muchos el sentimiento de temor o la ansiedad por entrar en esta nueva dimensión del conocimiento extendido. Algunos temen el descontrol de este poder y otros temen quedar rezagados o excluidos de los usos de estas nuevas herramientas.

Es verdad que estamos atravesando un nuevo umbral en el uso social del conocimiento. Por lo tanto, sería un acto de lucidez asumir este nuevo principio de realidad. Pero esto tiene implicaciones diversas y profundas en todas las dimensiones. Las más espectaculares se están produciendo en las mismas grandes empresas tecnológicas con grandes despidos de personal, al mismo tiempo que crean nuevas oportunidades con empresas inteligentes.

¿Qué pasará en las aulas universitarias o en los colegios secundarios? Damos por sentado que en la escuela primaria las funciones de socialización seguirán siendo centrale, aunt que la IA puede ayudar a los aprendizajes desde el jardín de infantes. Pero en los niveles superiores la función de transmitir informaciones qu’encuentran en los libros, puede llegar a ser redundante teniendo a mano las bibliotecas del mundo con un clic de la computadora.

La gestión del conocimiento se ha visto alterada o transformada en actividades médicas, educativas, de investigación, seguridad, planificación, administración, etc. Esto implica que todos los trabajadores necesitan realfabetizarse para aprovechar los usos de la Inteligencia Artificial. Lo que no es tan fantasioso como algunos piensan porque ya existen comunidades indígenas en América del Norte y del Sur que utilizan las tecnologías de la información para mejorar su organización, sus producciones o sus actividades comerciales.

Por otro lado encontramos el problema de los límites de la IA. Desde hace 30 años se observó que en los casos de bullying o de acoso se han utilizado a menudo mecanismos informáticos. Esto facilitó el anonimato y la impunidad. Constituye un problema actual en la represión de los ataques a la dignidad de las personas. Pero aquí las habilidades de la IA pueden aprovecharse para identificar más rápidamente a los culpables de esos actos.

A cambio, no parecen encontrarse mecanismos adecuados para reprimir abusos de poder, delitos informáticos, actos de violencia política, agresiones militares o terroristas. Esta es la razón por la cual muchas personalidades han solicitado una moratoria en la difusión de los usos de la Inteligencia Artificial.

Pero el fondo de la cuestión no radica en las sino tecnologías en los usos de la inteligencia humana. Desde la Antigüedad los mitos de Prometeo o de la Torre de Babel nos previenen contra los abusos del saber. No se justifica por esto la tecnofobia de muchos, que vinindican el retorno a las culturas primitivas. La agresividad humana es tan primitiva como la rueda o el uso del cuchillo.

Seguramente aparecerán nuevos códigos para los usos regulares de la IA. Lo que es seguro es que todos tenemos que reacomodarnos para asumir los impactos de la Inteligencia Artificial en nuestras profesiones o actividades.

Estamos en medio de la batalla de la Inteligencia. Pero la lucha no es contra los robots como imaginan algunas películas. La lucha es contra el imaginario que permite en todas partes reproducir las relaciones de dominación y negar la ineludible responsabilidad hacia los demás.

La alienación tecnológica no es un destino predeterminado para la Humanidad como sostienen los poshumanistas. Tampoco es un simple resultado de la cientificación de la sociedad. Es el resultado de una pérdida de conciencia y acción por parte de las clases dominantes. La inconciencia de los directos arrastra a los pueblos a comportamientos irracionales.

Paulo Freire decidió que educación significaba «concentización». De modo que deberíamos devolver las consignas del pedagogo brasilero, para empezar a orientar la intellect colectiva y la Inteligencia Artificial conform a valores universales. Además, la Inteligencia Artificial brinda a los alumnos la posibilidad de desarrollar su autonomía y de prender junto a los profesores. Esto significa que la educación dejará de ser directiva para ser interactivo y convivial como lo han propuesto muchos pedagogos.

*Dr. en Filosofía. Profesor del Doctorado en Educación Superior en la Untref y en la Universidad de Palermo.

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